miércoles, 16 de septiembre de 2009

Cusco

Cusco es la ciudad más cosmopólita del Perú por recibir a gente de todas partes del mundo. Lugar idóneo de escapismo, desenfreno y naturaleza ancestral. Europeos como plagas, pareciera más una mini Europa de los Andes.

La Plaza Central es escenario de bailes típicos, siempre infestada de turistas, mochileros, fumadores al aire libre o lectores de libros rarísimos, algunos lavándose la cara con agua de la pileta sin importar que esté sucia, total es para refrescarse. Otros caminan alrededor en grupos conversando o haciendo payasadas para que la gente los vea. Y personajes pintorescos: gente de la zona, bricheros, rastaffaris, drug dealers solapasas, chicas con cara de niñas buenas que ofrecen dizque masajes ¿será realmente sólo eso?, lustrabotas, ambulantes, fotógrafos profesionales, todos con dosis básicas de un inglés muy chacchado.

Nunca faltan los parecidos salidos de un circo como una mujer mimo, un hombre tocando gaita, y un tío con look Cristo, osea pelo largo, barba, bigote, túnica blanca y descalzo. En las noches el agua de la fuente fluye mostrando un buen espectáculo visual (Foto 1). No es difícil encontrar alguien con deseos de hablar. Por existir varios turistas, siempre preguntan a los nuevos de qué país uno proviene . Las confusiones siempre se dan, a pesar de ser limeño uno puede ser confundido como argentino, mexicano o boliviano. Este último se parece al cusqueño, no sólo por la cercanía, sino por rasgos de personalidad, calmados y de poco quejarse.

Cuando es centro de protestas (Foto 2), los son más pacíficos y sin violencia, pues saben que eso ahuyentaría a los turistas, inclusive los angelitos trabajadores de construcción civil se portan bien. Bromeando se les podría decir que tomen Macchupicchu para que sean escuchados. Pareciera entonces que para ser escuchado, evitar ser mecido con sólo sonrisas (énfasis en la palabra sólo, aunque las calaveras que son seres muertos también sonríen), se debe ser escandaloso. Algunos llegan al punto de arrojar bombas Molotov en jardines cercanos al aeropuerto para dificultar los vuelos comerciales. Parece ser un mito que su aeropuerto no tenga radar, quizá por la geografía o las condiciones climáticas, y que hacen que éstos sean inservibles. Es poco probable creer que no hay porque no les da la gana. Por eso, puede ser el más temido por los pilotos más expertos.

En época de vacas flacas, preferible alojarse en hospedajes baratos, gratuitos de ser posible, no importa si en espacios de pocos metros cuadrados, de techos bajos y sin cama ni televisión, pues hay que hacer sacrificios en la comodidad para poder viajar. Pero puede encontrarse hospedajes a pocas cuadras de la Plaza Central, algunos con balcones y estructuras antiguas. Nunca faltan vecinos libertinos y escandalosos que parece que armasen orgías dentro en sus propios cuartos, música fuerte y sonido de botellas.

Antes de viajar es preferible saber cuanto cobran los taxis y las combis, puede que uno sea limeño pero no idiota, algunos de ellos se aprovechan de la falta de conocimiento y cobran tarifas inexactas. Comer dentro de los mercados sirve para . Existen también otro tipo de mercados pero abarrotados de baratijas como platería, textilería, artesanías, chucherías, etc. A pesar que algunas son buenas y bacanes, hay que ser consciente de los gastos que uno va haciendo cuando no lleva tarjetas. Por ejemplo es incómodo estar prestándose plata para tomar taxi del terminal de Lima a su propia casa.

La juerga no termina (Foto 3), porque todos los días hay turistas. Hay discotecas de música electrónica, reggae, pachanga, música tribal, pubs con música en vivo y, en menor proporción y más alejados, locales de música folklórica. No hay salsódromos. Nombres como Mama África, Kamikaze, Extreme, Mythology suenan familiares. Algunas aptas fijas para el bricheo por la cantidad de turistas que las visitan y otras para gente de la zona que se ha empachado de los extranjeros. Las extranjeras no pagan. La cerveza Cuzqueña es mucho mejor que la que se ofrece en Lima, inclusive la cerveza negra de malta, pasa como agua y no emborracha tan fácilmente. Fiestas costumbristas como la fiesta de la Virgen del Carmen parece una pollada limeña pero con mucho más gente. No hay cines, la juerga es primero.

También es posible tirarse sus bombas, con la gente del lugar, casi siempre amigable y abierta, desde los más mongos e ingenuos con chela, cigarros y bailes en discotecas, restaurantes y en la calle, hasta con los más bravos con Ron y Coca Cola (proporción 8-1) y hierbas de todos los colores, con gente que buscan empezar desde cero, pues son también seres humanos, con pensamientos y sentimientos, y de accionar parecido al de los tiburones, que si no los jodes y no dudan de tus intenciones, no atacan.

Macchupicchu es actualmente el estandarte turístico del Perú, y quizá el único conocido afuera. Encuestando turistas preguntándoles ¿Sabes que atractivos turísticos tiene el Perú?, la mayoría respondía Macchupicchu y nada más. Un solo tipo intesado en la antropología respondió Las Líneas de Nasca. La cruda verdad, aunque choque, después de hablar con varios de ellos. Quizá simplemente baste visitar Macchupicchu, aunque no es tan barato, para eclipsar al resto de ruinas arqueológicas, y los haría ver como simplonas piedras amontonadas y sin vida. Pero allí están, Sacsayhuaman y Q'enqo. Para escalarlos sin agitarse, caramelos y hojas de coca ayudan bastante. El Koricancha (Foto 4) y el monumento a Pachacútec están en la misma ciudad, se puede llegar con combi. Para el más “nice” en taxi.

Hay restaurantes de comida nacional, española, mexicana, hebrea, inclusive con menú con idioma propio. Realmente mirar un menú en hebreo produce vértigo. Son pocos los extranjeros que llegan que no se pongan exquisitos para ordenar comida, generalmente piden platos de su tierra o comida rápida, pues son poco de arriesgar. Preguntan todo, desde los ingredientes que tiene, algunos con nombres únicos y sin equivalencia de palabras en español u otro idioma, si es al vapor, al horno ó frito, si se sirve frio ó caliente. Poco más y preguntan el nombre del chef. Para pedir un plato, por lo menos 5 minutos para que decidan. Quizá deberían informarse de la gastronomía antes de venir para evitar papelones. Algunos locales inclusive tienen pequeños mini bares y música, en vivo.

Hay museos como el de Santa Catalina donde la temática religiosa está siempre presente, y el de los niños andinos, los cuales aprenden educación no por métodos formales como leyendo libros y dando exámenes que los descerebran, sino a través del arte y la pintura. San Blas (Foto 5), es un barrio pintoresco y bohemio donde hay buenos miradores para observar la ciudad desde allí. Viven músicos (de instrumentos de viento por lo general), fabricantes de chaquiras, collares, de intereses en temas místicos y coyunturales, y con sentido del humor.

En economía, la situación en Cusco es favorable para la gente de Lima que sabe inglés, el costo de vida es menor y la comida barata. No hay que tomar mucho micro, pues todo está cerca. El clima es más limpio, la ciudad es más relajada, quizá por la costumbre de vistas constantes de gente de “mente abierta” y no se vive en constante paranoia. El tiempo pasa lentamente.

En fiestas patrias, las clásicas marchas de los colegios se convierten en martirio para los pobres chicos, pues sufren mucho debido a estar parados horas de horas bajo el sol y demasiado firmes. Bueno fuera que les pagaran por hacerlo, así se esforzarían mal y no lo harían con desgano y sintiéndose obligados. ¿Además acaso se acerca alguna guerra? Si es así, debería ir el presidente comandando en el campo de batalla y no desde un buró.

En fútbol, al equipo del pueblo el Cienciano, aquel que ha llegado más lejos, ya los otros equipos nacionales saben cómo jugarle. Las entradas para verlo se venden el mismo día con colas parecidas a la poca del APRA y también las peleas de barras. Recordar que son 3800 m.s.n.m., jugar allí, así sea fulbito (Foto 6), viniendo de Lima y resistir es una proeza épica. Es común terminar echado en el pasto intentando respirar agitadamente el , sea con la nariz o la boca. Si uno no es un deportista nato o si se es asmático o alcohólico, uno termina tosiendo o botando las flemas sea sobre el cemento o cesped, donde quiera que esté jugando.

Y después de tanto desenfreno, uno regresa a Lima sólo para dormir lo que pudo allá. Puede ser enfermo de la garganta, flema ó tos, trayendo aparte de suvenirs, recetas médicas de yapa. En bus, el regreso son 19 horas, cruzando por Abancay, Puquio, Nazca, entre otros. Películas de estreno ayudan a no aburrirse ó dormir como lirón. Ya en casa, uno se da cuenta que la balanza indica una disminución en el peso corporal. ¿La altura? ¿El desenfreno? ¿El no dormir bien? Sólo el de arriba lo sabe.

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